jueves, noviembre 09, 2006

Camino...

Caminé lentamente con el fin de sentir que en cada paso que daba el tiempo transcurría más rápido... “Hacer tiempo”, se llama eso en buen chileno. Necesitaba hacer tiempo para juntarme dos horas después con mi Tata, que a último minuto decidió retrasar la hora de encuentro...
El sol se hacía mi amigo. Quise desafiar a la mañana gris y sólo salí con camiseta corta, una falda y los dedos de mis pies descubiertos. Sabía que el sol saldría, sabía que cualquier otra prenda sería innecesaria, después de todo es primavera en este rincón del mundo y yo quiero creer que los fríos últimos días eran sólo una forma de despistar y sorprender la salida mágica del sol...
La gente sudaba, se veía cansada, caminaba jadeante, más lento. El tiempo parecía no existir, miraba cada una hora el reloj, pero el minutero sólo avanzaba medio milímetro. Entonces me puse a cantar imaginariamente. Supuse que después de cada canción habrían pasado al menos 3 minutos. Para ayudar más aún el avance de los segundos entré a cada casa comercial y negocio que vi, pensando que algo llamaría mi atención y al no estar pendiente del segundero, sin darme cuenta, ya serían las 15:30.
Miré a los pintores en la Plaza de Armas, analicé cada cuadro, cada réplica de Guayasamín, Van Gogh, Picasso y Dalí que fui capaz de reconocer. Me detuve en un restaurante a tres metros de aquel interesante grupo de artistas, que años atrás había sido otro negocio que no pude recordar. Entonces me cuestioné si realmente era yo una mujer despistada o la ciudad cambiaba tan constantemente de aspecto que no alcanzaba a acostumbrarme a una imagen especial de ella.
Me di cuenta que la mayoría de los clientes de ese nuevo lugar eran argentinos y pensé por largo rato a qué se debía semejante peculiaridad. ¿Acaso los argentinos se pusieron de acuerdo para frecuentar a la hora de almuerzo sólo aquel lugar en el ombligo de la ciudad? ¿Acaso existe un restaurante para cada tipo de persona, uno clandestino para los miles de peruanos que ingresan ilegales al país, otro especial para los ejecutivos que trabajan en el centro y que evitan los locales de comida rápida, uno perfectamente pensado en los empresarios que vienen a invertir o instalar sus empresas en este país en la cola del mundo?
Aquellos argentinos tomaban con seductor placer una taza de café, el mesero aún no terminaba de retirar los platos con los restos de lo que había sido un gran banquete... un gran banquete, curiosamente sólo a cinco metros de la Catedral, con al menos cuatro mendigos pidiendo dinero al borde de los majestuosos portones para echarse algo a la boca, con un hombre deforme a las puertas de la iglesia que descubría su torso para mostrar la gran joroba que tenía en medio de la espalda y, al mismo tiempo, murmuraba algo obsceno a una mujer que pasaba a su lado.
Aquella calle es muy concurrida, cada día está colmada de transeúntes y artistas, es punto de encuentros, cuna de actores callejeros que deleitan con sus más variados shows cómicos y musicales. La plaza está rodeada de viejos edificios, cada uno con características especiales.
Me detuve por un instante en una pareja que cantaba ópera al compás de una pista instalada en una pequeña radio en medio del pavimento. No supe si eran novios, matrimonio, amigos o tenían otro tipo de relación. Muchas personas los rodeaban, se acercaban a dejarle monedas en un sombrero situado al lado de la radio. La pareja disfrutaba, se percibía en el ambiente que a pesar de trabajar con su arte en una de las alas de la plaza central de la capital del país, ellos se sentían complacientes de compartir sus delicadas voces con la multitud.
Y así estuve eludiendo la mañana y parte de la tarde, detenida en los detalles, en las personas, en los lugares, algunos con más de un siglo de historia, otros más nuevos... Y cuando el reloj por fin avanzaba, comencé a caminar en busca de mi abuelo, ese abuelo que muchos quisieran tener... Un abuelo que baila tango y tiene novia. Un abuelo que recita poemas escritos por él. Un abuelo que regala dinero a sus nietos, aún cuando ya dejaron de ser niños hace mucho. Un abuelo que ojalá viviera eternamente...

lunes, agosto 07, 2006

Rehabilitación

Borré todos sus mensajes de mi teléfono, pero antes los transcribí en la pequeña libreta que lleva mi nombre estampado en la tapa y que me dio el Lalo para un día de la amistad. Escribí también la fecha en que me los envió, para no olvidar que alguna vez me quiso...
Quizás no debí conservar esa libreta, al menos debí arrancar esas hojas... tal vez debí abandonar hasta el más mínimo recuerdo.

Supe esa tarde que estaba en su camioneta con ella... sólo la noche anterior había estado conmigo y esa tarde ya estaba con alguien más, aunque no sólo fue esa tarde, también antes... también después...
De pronto comencé a creer que no existían más que esas camionetas por las calles de Santiago... todas del mismo color, todas iguales... De pronto todos los rincones que me pertenecían parecían ignorar mi invisible presencia...
Un punto de encuentros que se transformó en un abismo de desencuentros, los silencios, la música, mis ojos cerrados, mis miedos escondidos... un helado en un pequeño escalón, un viaje en metro en el que en realidad el único pasajero siempre fui yo... una pequeña toalla azul, una casa que se construyó lentamente y nunca vi terminada...

No recuerdo rostros, ni voces, sólo sé que alguna vez vi y escuché...
21 escalones en el metro, 1150 pasos hasta esa casa que tantas veces visité en la oscuridad y que sin darme cuenta me escondía de la realidad...

Siempre consideré una debilidad gratuita no levantarse fuerte y digno después de vivir ciertas pruebas emocionales, me resultaba egoísta no pensar que en tantos puntos del planeta hay gente sufriendo por cosas de verdad terribles. Tirarse a la cama y llorar por experiencias y dolores que tarde o temprano se superan, era una muestra de poca seriedad, pero ahí estaba, tragando mis propias palabras...

Después vi esa película... Definitivamente hay películas, libros o simples canciones que están destinadas a ser un mensaje en ciertas vidas como la mía, como lecciones que se entregan infiltradamente a través de personajes ficticios creados por mentes extrañas e inteligentes que de alguna manera pudieron describir ciertos sentimientos que se hacen presentes en un determinado momento. Eso tal vez debiera llevar a concluir que los mismos dolores son recurrentes en muchas personas y cada cual los vive a su modo, pero la circunstancia de que todos vivan dolores semejantes, no le quita mérito al dolor mismo, que incluso puede llegar a ser un dolor letal.
Ahí estaba frente al televisor, absorbida por la historia... divagando entre la ficción y la realidad... pensando en si realmente podría existir una máquina capaz de borrar recuerdos, de eliminar presencias, de anular la existencia de lo que alguna vez fue y hoy se había transformado en una tortura de bolsillo, de esas que llevas donde quiera que vayas...
Después de horas sumergida en las más extrañas teorías de mi mente, decidí despedirme del fantasma que deambulaba a mi alrededor, le pedí que se despidiera también, que me dejara vivir, respirar sola... pero me jalaba hacía él, me encerraba en ese mundo extraño que había creado en base a fantasías que yo por tanto tiempo creí... Caí muchas veces... pero un día dejé de hacerlo...
Y luego viene ese momento en que se deja de creer, de soñar... la primera etapa del ciclo de limpieza en que se rehabilita el alma del engaño y la desilusión, tal como un drogadicto limpia su cuerpo y se rehabilita de su adicción...
Pasó un largo tiempo, pasaron los días grises que parecen durar años, pasó la picazón en los dedos por marcar un número telefónico... pasó el deseo que pese a todo volviera... pasó la irracionalidad de estar dispuesta a continuar el calvario con tal de conservar mi droga...
Y volví a respirar, porque aunque antes se crea imposible, ese día llega... y desde el silencio de mi larga soledad autoimpuesta aprendí a creer otra vez sin tapujos, porque se puede volver a creer... y esta vez sentí esa magia de la que antes me hicieron sentir culpable, y aprendí a decir “te quiero” sin vergüenza, y aprendí a extrañar sin miedo... a amar más allá de los contactos, a necesitar la simpleza de una voz diciendo “sólo necesitaba decirte buenas noches, mañana nos vemos en Horcón”...

sábado, agosto 05, 2006

El arte culinario y yo...

Nunca he sabido cocinar bien, lo reconozco... Cuando iba al colegio, todas mis compañeras ya sabían hacer tallarines a los 12 años... yo sentía que tenía mucho tiempo por delante para aprender, así que no me preocupé mayormente ni me sentí presionada...
Llegaba a mi casa impresionada contándole a mi mamá que mis compañeras podían entrar a la cocina y hasta preparaban algunas cosas, y ella me respondía que había aprendido a cocinar a los 9, porque mi abuela vivía hospitalizada y tuvo que aprender a ser autosuficiente junto a sus hermanos desde muy chiquitita.... Me daba pena esa historia, pero afortunadamente yo no tenía ese problema y siempre pensé que mi mamá jamás enfermaría ni menos moriría... para mí todos eran mortales, menos mi familia...
Y a los 15, ya en tercero medio, la Bárbara me invitaba a almorzar de vez en cuando después del cole; para mí era tan sorprendente cuando al llegar a su casa era ella la que comenzaba a cocinar... yo no podía aportar ni aliñando la ensalada... ella en cambio, picaba las verduras, descongelaba el pollo y hacía lo suyo... ¿yo? Iba a comprar la bebida...
De alguna manera siempre me desligué de la cocina de mi casa... era como el cuarto al que no debía entrar... creo que mi mamá tuvo mucha culpa... le tenía pánico a que me quemara con aceite o algo.... ya a los 3 años la había hecho pasar un gran susto cuando tomé la leche caliente y se derramó en mi brazo... talvez me refugié en ese episodio para justificar mi ignorancia culinaria...
Hasta que llegó el día... debía rascarme con mis propias uñas... mi mamá ya trabajaba todo el día, todos teníamos distintos horarios... el que tenía hambre o moría de inanición o cocinaba...
Por un tiempo lo de la inanición funcionó... luego aceptaba invitaciones a almorzar de mis compañeros en la Universidad y después, cuando ya no pude huir más, me encontré en un duelo frente a frente con mi cocina...
Ahí estaban en el refri las verduritas esperándome, en la alacena los fideos, el arroz, las conservas... en los frasquitos los condimentos y en el mueble café las ollas y otras cosas parecidas a las ollas que tenían un mango más largo (con el tiempo supe que se llamaban sartenes) ¿y ahora? ¿quién iba a ayudarme?
Comencé por los fideos... ya había pasado de los 20 y aún no sabía hacer una sopa Maggie... llamé al Eduardo para preguntarle las indicaciones... él es tan pésimo chef como yo, pero es hombre y al menos sabía hacer tallarines, hasta ricos le quedaban...
Se me pegaron un poco, pero podían comerse y además era el primer intento... fue así como sentí que era capaz, así comencé a inventar cosas, a descubrir el nombre de nuevos alimentos... aunque el arroz jamás me funcionó...
Ahora no cocino mucho tampoco, pero el salmón y las ensaladas son mi especialidad... ni hablar de los tallarines... me hice una experta en ellos, hasta salsas he inventado... los champiñones son el acompañamiento universal, y hasta puedo armarme de valor para invitar a comer a alguien, pero no me saquen de mis 4 alternativas en el menú, fuera de eso soy un desastre... no me hablen de cazuelas, estofados o porotos, háblenme de zapallos italianos, fideos, queques y huevos, ésos los sé hacer cocidos y revueltos...
En fin... la cocina es un arte dicen por ahí... yo sólo soy una pequeña amateur... a seguir creando...

miércoles, agosto 02, 2006

Diagnóstico

Lunes 30 de agosto del 2004

Esta cuestión de la intoxicación me ha hecho pensar...
El doctor me dice que soy alérgica al lingue, pero yo sinceramente creo que no fue el lingue lo que me provocó esa reacción extraña, na' que ver, yo sigo siendo alérgica a cuestiones que conozco desde hace ratito ya, pero me hecho la tonta no más, pa' evitar gastos médicos que consideraba innecesarios.
Yo soy alérgica a los gatos, ¡¡¡qué antiguo!!! Pensé que era alérgica a un solo gato, al único único gato, pero he reflexionado mucho al respecto y concluí que soy alérgica a todos los gatos, todo el rato lo soy. O sea, si veo a alguien parecido al gato que activó mi alergia, me tengo que alejar rapidito rapidito, porque la alergia se me viene, se me viene con todo, me empieza a picar la garganta, me ahogo, no puedo hablar y eso es terrible para mí, se me agita el corazón y mil cosas más.
Pero si veo a un gato distinto al que conozco, pero que actúa parecido o reúne una que otra característica suya, igual me tengo que ir todo el rato rapidito, porque los gatos no son todos iguales, pero terminan haciendo lo mismo: rasguñar, maullar, romper las bolsas de basura que deja la gente en la calle, perseguir ratones, etc.
Entonces ¿cuál es mi diagnóstico?: Soy alérgica a los gatos, todo el rato lo soy.
Pero los gatos no son lo único que me enferman...
Me puse a pensar que este año me han dado fuertes dolores de cabeza, yo creí que era por el estudio, por los problemas típicos, pero no po', ni cerca del meollo del asunto. A mí me duele la cabeza por el ruido de la batería. Mi hermana toca la batería y hasta yo la toco a veces, pero los bateristas que hacen de la batería su instrumento de trabajo y ATAQUE son cosa seria, el sonido que provocan te pega en la nuca todo el rato, así que ese baterista top con cara angelical que conocí el otro día con la Eve sólo está ocultando su verdadera identidad, él quiso todo el rato atacar.
Yo conozco a un baterista que activó mi dolor de cabeza, lo raro es que no me pegaba en la nuca a mí sino que pegaba en la nuca conmigo ¡¡¡qué raro!!!, o sea, el dolor de cabeza era por el ruido de la batería, pero también por la conciencia que le pegaba a las paredes de mi cabeza. Conclusión: los bateristas pueden producir los síntomas al revés y al derecho.
Entonces yo creo que estoy mal, pero después analizo y creo que estoy regio, porque ya descubrí cuáles son los agentes patógenos que originan mis malestares, entonces estoy fabricando una vacuna; para eso tenía que tener contacto con una que otra bacteria, pero se trata de bacterias big malas que producen cuestiones heavy en la gente.
Después que tuve mi encontrón con las bacterias, estuve bien mal, pa' qué decir una cosa por otra, una bacteria me dejó la embarra' en el corazón y la otra en la cabeza, pero leí en un libro que las bacterias con las que se fabrican las vacunas pueden producir ciertas reacciones en el huésped, o sea yo, como fiebre, dolor de cabeza, náuseas. Ahora está todo claro, a eso se debía la fiebre de amor y la jaqueca, mera reacción a la vacuna. La buena noticia es que la vacuna al final te hace inmune a las bacterias, o sea, pueden atacar, pero se van a tener que ir sin éxito, o sea son el rival más débil, adiós...
(El que se acuerda se acuerda de este episodio... jajaja)

viernes, julio 28, 2006

Premonición




Saqué todo lo que me quedaba en el banco, 100 lukitas... me fui al terminal a comprar el pasaje más barato, en el bus más flaite, ida y vuelta pa' aprovechar el descuento, tomé mi mochila y partí.
Era muy posible que no encontrara nada, los artesanos viajan constantemente de un lugar a otro, pero esperaba tanto encontrarlo a él... el hippie del piercing en la lengua...
Caminaba noche tras noche, era la única forma de encontrar a un errante nocturno, atenta por si veía esa camisa gris que nunca cambió y ese pelo desaliñado tapando los ojos... se había esfumado...
Consumida en la más profunda desesperanza, mojando mis pies en el mar, jugando con el vapor de mi boca por el frío de la noche, una ráfaga de incienso y hierba me invaden, un par de ojos pequeños y rojizos capturan los míos y unos labios húmedos con sabor a residuos de un humo especial me callan, el vola'ito me había encontrado a mí...

viernes, julio 21, 2006

domingo, abril 30, 2006

Carlos Campos, para ti

Quise decirte unas cuantas cosas... quizás tú nunca tuviste el mismo interés en decirme unas cuantas a mí...
Acá estamos... un extraño encuentro algo cruel que nos presentó la vida nos hizo ver las caras por última vez, como una última jugarreta endemoniada del destino...
Aún no sé si sólo fui yo quien vio tu rostro en esa cama blanca con olor a muerte o tú puedes ver el mío ahora... con tu imagen en mis ojos, con tu olor en mi memoria...
No es sólo mi culpa... tu orgullo también nos envolvió en ese silencio doloroso que yo moría por romper y tú decidiste conservar... ese miedo tuyo a verte como un hombre vulnerable frente al resto... ese miedo mío a verme vulnerable frente a ti...
Te admiré hasta el último día... tu inteligencia, tu extraño humor, tus excentricidades, tus obsesiones... Ahora hasta extraño ese abdomen anexo a tu delgado cuerpo, tu olor, tus flores, tu voz fuerte, tus palabras destinadas a herir... tu cigarrillo y tu vaso de ron con hielo... Kenny G, The Who...
No sé si alguna vez supiste de mi amor por ti, quizás jamás pensaste en eso, en que te queríamos silenciosamente... no te culpo... te pareces a mi madre, yo también me parezco a ella... por eso estamos así... por eso ella también tiene tu imagen clavada y seguimos escuchando el sonido de tu despedida... por eso seguimos esperando que abras las ojos para hablarnos con una mirada al menos...
Sólo espero, si ahora estás en algún sitio, puedas ver con claridad lo que había fuera de las altas murallas que con tanto placer construiste... Ojalá puedas sentir cada lágrima derramada, cada beso de agua, cada gota de amor...
No sé si puedes ver esto ahora, pero... te amo.... no sé si sirva de algo, pero... perdón... no sé si viene al caso, pero... te perdono el silencio....

jueves, marzo 09, 2006

Paseos nocturnos...

Caminaba cada noche... esperando por si sería "la noche" que jamás querría olvidar...
Luces, voces, risas, patinetas, payasos... mientras olvidaba pasados, razones... no importaba en verdad qué la motivaba a caminar, o por qué no prefería ir a un específico lugar a escuchar una melodía reggae y sentirse en paz.... ya había encontrado esa forma de liberarse de sí misma y era mucho más placentera...
De pronto, en uno de esos paseos nocturnos, el tiempo abrió una ventana... miró sin mirar, de reojo... sabía que algo había para ella, tal vez un regalo... pero se aterró ante la idea de que alguien descubriera su curiosidad crónica, que tantos problemas le había creado más de alguna vez...
Quiso disimular y se detuvo a observar a un hombre que vendía globos, justo a un lado de esa pequeña ventana... hacía figuras con ellos... a ratos algunos reventaban y su cuerpo reaccionaba asustado... el joven reía... mientras, ella seguía atenta a esa ventana... todo ocurría simultáneamente...
Asomaron un par de ojos claros, risueños, libres, en espera de nada... la vieron, los vio... siguió su paseo vergonzosa, tímida, cohibida, su mente quedó detenida en esos ojos...
Las vigilias nocturnas se hicieron frecuentes y largas... cada vez que pasaba por esa ventana su rostro evidenciaba curiosa timidez....
A ratos los ojos se hacían voz, pero sólo capaz de pronunciar un par de palabras... los suyos en tanto huían, su voz se hacía seca...
La voz se hizo frase, oración, risa, conversación... los ojos ya no huyeron más...
El tiempo abrió esa ventana...
El tiempo comenzó a cerrarla... sin preguntas, la noche acababa, el paseo llegaba a su fin... quizás reaparecerá en 9 años...

martes, marzo 07, 2006

Mis dos grandes amigas...


Pa mi amiga Blue

Y fui con ella revelando secretos,
regalando confianza, compartiendo sonrisas.
Fuimos juntas hacia el mar tan lejano
por pintorescos caminos abrazando la tarde.

Amiga de mis tristezas y melancolías,
de mis logros y alegrías...
me llevaste al mar lejano
y nos servimos de sus frutos,
compartiste compañías
para no dejarme sola.

Jugamos a ser madres
y olvidamos malos amores,
soñamos con viajes al mundo
y con amistad eterna...

(Un día en Valparaíso con mi amiga Evelyn
10 de junio del 2004)


Pa la Katita, mi conciencia

Y ahora dejo en el camino los recuerdos,
los dejo al cuidado fiel de la conciencia.
Abandono unos y aparecen otros,
en rincones olvidados y en viejos cuadernos
que se abren ahora rompiendo el silencio.
Y aparecen pidiendo que no los evite,
pero no los evito, los dejo un momento.
Volveré a ellos cuando no hagan más daño,
cuando dejen un dulce sabor en mi senda.
Los dejé por un rato,
pero están con la conciencia,
en algún mueble viejo de su habitación,
en algún lugar lejano a mis ojos y brazos...


(Un día en que dejé mi caja de recuerdos con la Katita para no torturarme....
5 de julio del 2004)

miércoles, marzo 01, 2006

¿Verdad?


El hombre busca explicaciones del mundo,
intentando culminar confusiones
y resolver los misterios que enlazan su vida,
pero no es suficiente...
no hay hombre demasiado inteligente del alma
ni sensible a sus sentidos
que pueda comprender la suya propia siquiera.

Hay quienes culpan al destino,
otros a Dios,
otros a la ciencia...
no hay verdad cierta.
Sea a quien pertenezca preciado conocimiento,
al parecer es ajeno a intelecto humano.

Hay quienes se sumergen en la profundidad de sus almas
y son quienes comprenden mejor sus nostalgias y alegrías.

No existen coincidencias ni casualidades,
sólo existe lo que es por un propósito...
capturar la esencia de lo que mantiene vivo a un hombre.

Otros, en tanto,
prefieren racionalidad
y creen que dos líneas paralelas jamás se unirán,
pero hay situaciones en que la lógica falla
y esas dos líneas esperan momentos precisos
para sorprender y unirse en un mágico punto,
aunque luego vuelvan a su dirección de origen
con la esperanza de unirse otra vez.

¿Cómo explican eso entonces?
¿cuál es el avance de la mentalidad?
¿por qué creer en precisiones irrefutables
si nada es preciso en su totalidad?


Enero del 2002

jueves, febrero 23, 2006

Sólo un pensamiento...

He pensado en que quizás soy una enamorada eterna y al mismo tiempo nunca me he enamorado; busco escapar de un "sistema" impuesto (estudiar, trabajar, escalar, ser exitoso, inteligente... familia, hijos, dinero....) y a la vez soy tan parte de él que me da miedo dejarlo... quizás busco inconscientemente amores inconclusos, de esos que no terminan mal, pero dejan la duda "¿qué hubiese sido de nosotros más adelante"?... Talvez tengo algo de Tomás Moro y su "Utopía"...
En fin... tengo un mar de confusión en mi mente... hoy me siento desorientada... mi futuro??? abogada??? o quizás debiera atreverme a escuchar a ese espíritu salvaje que vive en mi pecho, ése que buscaría monedas en cada rincón de su casa, compraría un pasaje y volvería a Iquique con el riesgo de quizás no encontrar nada... quizás debiera escuchar más a esa parte de mí que cree en la magia, que es algo ermitaña y dejaría todo por vivir llena de carencias materiales y rica en tesoros espirituales... por caminar en la arena de un mar que transforma mi piel sutilmente con su sal... quizás debiera dejar todo por un beso... o por una sonrisa... o por las mariposas en mi estómago... talvez debiera olvidar mi talón de Aquiles, o no revelarlo, o todo lo contrario... dejarlo vulnerable...
Soy una viajante de sueños... pero a veces me canso de soñar...

jueves, enero 26, 2006

Jacinta in chains

Cadenitas, cadenitas... qué inusual para mí seguir cadenas... en los mails los elimino sin importar de quién vienen, pero en fin, romperé la tradición...
Se supone que debo escribir 5 cosas locas mías... siento que es como desnudarse un poco el alma, pues las locuras vienen de lo más hondo... y junto con eso debo nominar a 5 personas más... bueno acá voy...

1. Jamás camino sin hablar... cada día debo recorrer una avenida de 5 largas cuadras hasta mi casa y cada paso va acompañado de las historias más extrañas creadas por mí... a ratos ensayo diálogos, me atrevo a decir lo que siento, a ratos canto, pero en general siempre hablo sola, hablando lo que creo pueden ser las respuestas de una persona X a la que que quiero decirle alguna cosa...

2. Junto con caminar, cuento los pasos que me dirigen a ciertos lugares...cuando chica hacía mapas del tesoro (10 pasos a la izquierda, 20 a la derecha... blablabla...)

3. Me gusta descubrir libros, canciones y películas interesantes, mágicas, ojalá desconocidas masivamente... para poder compartirlas con ciertas personas que creo tendrán la misma opinión sobre ellas... de manera que esas personas siempre puedan recordarme con ese libro, esa película o esa canción... me duele que me olviden... quizás en eso soy un tanto egocéntrica...

4. Actúo en mi casa todo el tiempo... a veces estoy todo el día imaginando que estoy en Francia grabando una película... escribo cortos y los actúo como si una cámara me siquiera por cada rincón...

5. Escribo diariamente lo que siento... escribo intensamente sobre el dolor, el amor, la amistad... y cuando me siento preparada o con menos miedo, envío lo que he escrito a las personas involucradas en mis palabras... es la mejor forma que tengo de ser sincera... a veces es demasiado tarde... pero la voz me juega en contra cuando veo un rostro cara a cara... entonces la escritura me ayuda a enfrentar mi timidez...

Bonus track: me creo francesa, creo fervientemente que pertenezco allá, y lo más raro es que no hablo nada de francés... con suerte me he hecho coleccionista de películas francesas o pintores o músicos... algo me une a ese lugar...

En fin... quizás no todo sea tan extraño... es más... puedo casi parecer normal... pero prefiero que el resto de mis excentricidades puedan ser descubiertas por las personas que llegan a ser realmente importantes para mí... y así mismo, me encanta descubrir excentricidades en los demás...

Y ahora... mis nominados son:

Alejandro_76 www.paolosolar.blogspot.com
Azul www.amacablue.blogspot.com
M.A.R.C.E www.remarce.blogspot.com
Principe de las tinieblas www.tierradelastinieblas.blogspot.com
daymond www.entrecruzamientos.blogspot.com

viernes, enero 20, 2006

Tierra de campeones...

Estoy en Iquique... camino cada día por la orilla del mar... paso por todos los sectores marcados por distintos tipos de personas... los surfistas y los pequeños niños que no pasan de 4 años, tomando clases con sus trajes y tablas, perfectamente equipados...
"Recuerdo que siempre me ha llamado la atención esto de la divisíón de las playas..."
Al fondo los team de las discos más top, todas las niñas lindas, con el mismo uniforme sensual... los hombres todos altos, piel dorada y absolutamente tonificados... y entonces me abstraigo de la realidad (cosa que por más que evito no puedo dejar de hacer)... tomo un libro y me olvido tanto que estoy recostada en la arena bajo el sol intenso, que cuando acabo ya todo mi cuerpo está más bronceado que de costumbre y me arden las mejillas... la gente que estaba a mi lado ya no se está y en cambio hay otros...
Entonces analizo cada cosa y comienzo mi viaje constante a través de mis pies que me llevan a caminar otra vez... descubro una calle (quizás miles la han descubierto antes), tiene pequeñas lozas, hay gente que ha dejado recuerdos en ellas.... "Andrea y Felipe... estuvieron aquí en 1994", "Evelyn y Javiera, amigas por siempre", "Amanda y Benjamín, se amarán por siempre"...
Desde ahora es mi calle, yo también dejé mi recuerdo, pero sólo mío, sólo soy yo, no hay nadie que se adjunte a mi recuerdo... soy una pequeña ermitaña que a ratos sociabiliza como si nada... que a ratos se abstrae de todo y sólo divaga en esa tierra sin más habitantes que ella... esa doble personalidad extraña que aún no puedo comprender, eso de tener una meta distinta cada día, de querer disfrutar la vida, de no querer hacerlo...
Iquique, tierra de campeones, de gente morena separada del resto, del mango, y esa fruta tan exquisita que no puedo dejar de disfrutar... Casas antiguas, pies con arena... mi piel más morena, mi pelo desordenado y salado por el viento... mis libros, mi madre... mi timidez, mis ganas de conocer todo...

sábado, enero 14, 2006

Un sueño sin fin....

No limpió el maquillaje de su rostro... no quiso perder de vista ni un minuto esa ventana... la ropa colgada esperando secar, los ojos brillantes de no pestañear... rojos, negros, sucios, despiertos y dormidos, nunca lo supo bien, quizás no fue ni lo uno ni lo otro, quizás nunca estuvo completamente dormida ni completamente despierta...
Tomó su pequeño bolso gastado y viejo, limpió su cara rápidamente como si el tiempo la presionara, y corrió sin saber bien la dirección, un par de frases nacieron en su mente, casi una canción, casi la página de un libro...
Polera, falda y endebles chalas... calor y de pronto... imprevista lluvia, los pies embarrados, el pelo balanceando gotas de agua que caían sobre los hombros desnudos...
La lluvia la descubrió, desprotegida, entre la nada sin saber en qué punto exacto se encontraba, sólo había contado los pasos por si ya no sabía volver.
Se detuvo bajo ese árbol que apareció de pronto, como si ella lo hubiese puesto allí con su mente, en aquella calle, frente a esa casa... en silencio escuchaba murmullos... de pronto la curiosidad ya había abordado sus pensamientos, el saber qué habla la gente en una casa, a esa hora, con lluvia, sin frío... y entonces se transformó en espía, espía de nadie, de todo...
5237 pasos a esa casa, hizo una mapa en su mente para no olvidar jamás ese lugar tan extraño, donde el silencio era casi absoluto (salvo por esos lejanos murmullos) y el vacío absorbente, salvo por ese árbol, esa calle y esa casa. –a veces pasamos el día olvidando cómo pasa el tiempo-. La cruz de su mapa imaginario estaba sobre esa vieja vereda, levantada por las raíces del añoso árbol que la cubrió aquella tarde...
Un niño sobre el árbol descubrió el espionaje... la mira, la coarta, la asusta... -Cómo fue que ese niño apareció de pronto, y sobre su cabeza-... Corre desesperada y luego se detiene extrañamente tranquila... 900 pasos más, ya son 6137 desde que escapó por la ventana...
Llega a un lugar distinto, muy diferente al anterior... multitud, muchas casas, ruido, calles que convergen casi infinitamente... y entre todo un paisaje reducido a 50 metros cuadrados... mar, pasto, árboles cargados de deliciosas frutas y personas disfrutando las más excéntricas e interesantes literaturas... Tiene una extraña sensación de completa armonía, es un momento perfecto, las luces tenues, el suave murmullo de una ciudad lejana o cercana, no parece muy claro... Cierra los ojos fuerte, por si lo que ve en realidad es un sueño... los abre y todo cambió... ahora no hay más que un hombre leyendo a los demás... –A veces creo que todos cambian de aspecto deliberadamente a mis espaldas-.
No entiende mucho, pero está llena de una placentera sensación... respira profundamente, la vida es simple y clara...
De pronto la gente se dispersa y desaparece haciendo paso a un viejo con un tocadiscos entre sus manos, en medio de un riachuelo que desemboca en ese pequeño mar... el tocadiscos elige una antigua canción francesa... En ese instante todo vuelve a su memoria... la gente leyendo, los 900 pasos, el niño descubriendo su curiosidad, el árbol, la casa y esa calle, el mapa en su mente... 5237 pasos y una ventana, la ropa tendida esperando secar, ella casi inerte con los ojos sucios, negros y rojos, en su cama, soñando, con una luz intensa que la invita a escapar...
Dos segundos y todo lo olvida otra vez, una luz intensa la despierta y se encuentra atónita frente a una ventana con la pintura del marco quebrajándose, parece mostrar algo sin importancia, pero hay algo más... no limpió el maquillaje de su rostro... no quiso perder de vista ni un minuto esa ventana... la ropa colgada esperando secar, los ojos brillantes de no pestañear... rojos, negros, sucios, despiertos y dormidos, nunca lo supo bien, quizás no fue ni lo uno ni lo otro, quizás nunca estuvo completamente dormida ni completamente despierta...
Todo vuelve a empezar....

martes, enero 10, 2006

Años de colegio...


Diciembres atrás

Desde que entré a la Universidad, esta época del año dejó de ser entretenida para mí. Es tiempo de estar felices y de preparar el espíritu navideño, pero yo cada fin de año debo estudiar para los exámenes y ver cómo el resto de la gente disfruta. Lo peor de todo, es que el resto de las universidades ya está terminando el año académico y la mía termina en enero... en fin... la vida del estudiante, todo por un sueño... la vida es sueño...
Recuerdo cuando iba al liceo, eran buenos tiempos, me parece increíble que hayan pasado cuatro años. Da un poco de nostalgia recordar cuando la Bárbara, la Yaninna y yo éramos inseparables y nos contábamos todas nuestras aventuras en los recreos y también en horas de clases, aunque en realidad las aventuras eran mías y de la Bárbara, la Yaninna era como nuestra mamá, nos escuchaba y se reía con nuestras tonteras.
La Bárbara siempre será esa niña tierna y loca que sólo se puede describir en dos palabras: La Yayi. Es una amiga muy especial que siempre aparece cuando menos lo espero y más la necesito, basta escuchar su voz para que mi ánimo suba. Es tan graciosa, que la recuerdo y se esboza una sonrisa en mi rostro. Hicimos muchas payasadas juntas. Recuerdo las llamadas anónimas a su Gonzalo y al Alfredo, ahora me da vergüenza recordar esas actitudes de cabras chicas, pero eso éramos, unas cabras chicas que gozaban la vida, riéndose y lamentándose todo el día de sus romances algo tormentosos y de sus amores idealizados, basados en la utopía y en una perfección inexistente, claro que eso lo sabemos ahora, porque si nos juntamos a recordar nuestras experiencias, probablemente necesitemos más de un día para reírnos y aceptar que fuimos capaces de hacer muchas cosas que ahora ni se nos pasarían por la mente, aunque no estoy tan segura, porque esas niñas del colegio siguen bastante vivas dentro de nosotras.
La Yaninna, por otra parte, siempre fue una niña piola, la mejor compañera del curso, pero con un genio que asustaba cuando le tocaba manifestarse. Ella sólo escuchaba y reía, seguía escuchando y seguía riéndose. Era la más responsable de las tres, cumplía con todas las tareas, traía hechos los mapas de Historia de su casa y nosotras con la Yayi se los copiábamos todas apuradas en la mañana. No decía ninguna palabra fuera de lugar, sus medias llegaban casi hasta sus rodillas, se abrochaba todos los botones de la blusa y su corbata casi la ahorcaba, andaba con su equipo de gimnasia perfectamente impecable en un bolso anexo a su gran mochila y yo me lo conseguía ese mismo día con las niñas de los otros cursos. Esa era la Yaninna, tan única, tan linda, con un moño que nunca se soltó, con un nerviosismo típico de ella antes de cada prueba, que sólo desahogaba apretándome muy fuerte. Llegó siendo tan distinta a como salió del colegio. Peleó con el profesor de Filosofía, “el chico Silva”, aprendió a soplar en las pruebas, a escapar del colegio, en fin, muchas cosas.
Las travesuras con la Bárbara, la pileta de la Plaza Santa Ana, que nos recibía en sus aguas al finalizar el año, las cimarras tan abundantes de 4to, las fugas por el estacionamiento después de estar largos ratos escondidas tras los basureros o los autos de los profes, o cuando abríamos el portón y salíamos corriendo, el capear clases encerrándonos en el baño toda una hora o escondiéndonos en la biblioteca, las camisas rayadas de fin de año o cuando bajamos a la piscina abandonada del liceo creyéndonos chicas malas, todo eso está tan guardado en mi mente, que me hace odiar más la Universidad. No me gusta darme cuenta que estoy creciendo, quisiera haber tenido toda la vida 16 años.
En la fiesta de graduación fui la única con acompañante, el Gonzalo dejó plantada a la Yayi a última hora, así que yo llamé a un vecino suyo y le dejé un mensaje bastante fuerte que ojalá haya recibido, porque lo odié por lo que le hizo a mi amiga. La Yaninna había decidido ir sola desde siempre y yo hubiese preferido haber ido sola también, pero ya no fue. Nuestras familias se unieron en una sola mesa, estábamos todos juntos, los papás de la Yayi, los de la Yaninna, los míos, el Alfredo y nosotras. Nos veíamos muy lindas y no admito comentario en contrario. Lo pasamos muy bien y, cuando terminó la fiesta, dormimos todas en mi casa.
En esos años el estudio era mínimo, me iba bien, pero si hubiese estudiado lo que ahora estudio, seguramente me habría ido mucho mejor. A pesar de que éramos bien conversadoras y traviesas en clases, los profesores nos tenían mucho aprecio. Nos sentábamos al frente de la mesa del profesor, porque aunque no lo parezca, es un lugar estratégico para copiar, ya que los profesores, cuando había prueba, se ubicaban al fondo de la sala para tener una vista más panorámica, y ahí nosotras aprovechábamos de comparar resultados o soplarnos algunas respuestas.
Recuerdo con mucho cariño a mi profesora de matemática, la Señorita Norma Valenzuela. El primer día de clases se presentó y dijo que a ella no le daba ni asco poner puros rojos en el libro. Todas le tenían miedo, pero nosotras no, porque la aprendimos a conocer y a querer. Hablábamos mucho con ella, era una mujer muy especial. De hecho, nosotras con la Yayi pedimos que ella nos entregara el diploma en la ceremonia de graduación. Me pregunto qué será de la Señorita Norma ahora. Lo que sí sé es que es la mejor profesora que tuve en toda mi vida escolar.
En el colegio, me hice famosa por mi facultad de imitar artistas. Durante cada recreo me paraba al frente de la sala y empezaba a imitar cantantes. Casi nadie salía, todas se quedaban viendo mi show y riendo sin parar (eso de dármelas de payasa lo he ido perdiendo, quizás siempre fue una forma de esconderme de mí misma, aunque a veces fluye entre amigos, esos pocos amigos que me conocen), pero lo más chistoso fue, sin duda, una disertación sobre "La Generación Espontánea" que tuvimos que dar la Yayi, la Yaninna, otra compañera que se llama Carolina Miranda y yo. Tenía que ser original, así que se nos ocurrió disfrazarnos de los fantasmas de unos científicos, pusimos música tétrica de fondo y cuando el científico elaboraba su hipótesis, le poníamos en la cabeza una ampolleta prendida y un pensamiento, como el de los dibujos animados en forma de nube. Fue muy gracioso, hasta el profesor estaba muerto de la risa. Esas cosas eran propias de nosotras, por eso me da tanta nostalgia pensar que en la Universidad eso es inexistente.
Pero siempre se conocen personas especiales, sólo que a veces están de paso por la vida y no perduran... en la Universidad debo agradecer el haber conocido a la Jarelly y sobre todo al Eduardo, que es mi amigo del alma. Los buenos amigos nunca dejan de formar parte de nuestra vida, podrán pasar años y yo seguiré recordando a la Yayi y a la Yaninna, a la Jarelly y al Eduardo, aunque ellos están más latentes, principalmente el Lalo, que es mi mejor amigo. La amistad es un regalo muy preciado y yo tengo la fortuna de poder decir que tengo grandes amigos.
El colegio, sin duda para algunos, es la época más linda de la vida, lamentablemente la valoramos cuando la dejamos atrás y pasa a formar parte de un pasado que jamás volverá, pero los recuerdos siguen más vivos que nunca y los amigos seguirán nutriendo nuestra vida, aunque los años sigan pasando...

jueves, enero 05, 2006

Amistad, decisión y otras cosas añejas...

Y finalmente ocurrió...
Nos convertimos en extraños, quizás siempre lo fuimos...
Ya no hay contactos, salvo los inevitables que sólo nos encuentran en algún lugar común o en alguna conversación en que ambos seamos parte de un diálogo por casualidad. Ya somos más parte de un desencuentro constante que quizás yo vislumbraba, pero como líneas de una historia que no era la nuestra. No hay conocimientos de nuestras vidas, ni abrazos, ni apoyo gratuito en que no sea necesario buscar ni pedir.
A pesar de todo puedo entenderlo, aunque la desilusión no mengua. Se trata de una especie de compensación en donde la deuda que no alcanza a cubrirse soy yo, sólo que hoy he decidido pagar esa deuda.
Siento que inevitablemente la gente que he logrado querer se va de mi vida, como si Dios me los prestara por un ratito y yo los cuidara y comenzara a quererlos sin trabas, entonces, cuando ya empiezo a sentirlos parte de mí, desaparecen, como si la única alternativa que tuvieran para seguir con sus vidas, fuera desprenderse de mí. Yo no tengo esa opción, al menos no la he tenido hasta ahora. Sólo soy un sujeto pasivo frente a la situación, nada puedo hacer, salvo aceptar. Quizás mis necesidades no sean del todo importantes, después de todo la exageración ha sido siempre una forma adoptada por mí, aunque involuntariamente.
Es tan extraño cómo parte de uno se proyecta de alguna u otra forma con cada persona que pasa a ser un personaje con parlamentos en el guión del libro de nuestra vida. A los padres unos los ve como abuelos de nuestros hijos, a los hermanos, como la compañía perfecta para un asado de fin de semana, un almuerzo dominical o unas vacaciones con sus hijos y los nuestros creciendo juntos. A los amores... con una familia común y los sueños consecuentes. A los amigos... bueno, los amigos son parte de todo eso anterior, comparten todas nuestras proyecciones.
De pronto todo eso se esfuma... pero es una posibilidad que siempre existe, sólo que durante un largo período se ignora, por no querer aceptar que puede ser el desenlace que nos toque a nosotros. Sin embargo hay cosas que nunca cambian, quizás los finales no sean los esperados, tal vez los proyectos no se concreten, pero lo vivido ya nadie puede destruirlo, y los recuerdos son gratis y absolutamente personales, viven dentro de cada uno y nadie puede privarnos de ellos. En alguna parte de nosotros siempre vivirá el recuerdo del otro, incluso un trozo de su olor.
Admiro esas decisiones, las entiendo absolutamente... sacrificar lo menos por lo más, lo más siempre será el amor verdadero, yo lo veo así. Quizás no he tenido la bendición de conocer el mío o de tenerlo algún día, tal vez mi visión del amor no es algo que se pueda llevar a la realidad, tal vez nadie pueda amarme de la forma en que yo quiero sentirme amada o tal vez nunca tenga que enfrentarme a una decisión tan radical como elegir, pero sí tengo la convicción de que el verdadero amor es de un valor que llena todos los espacios existentes en el mundo. Me encantaría que alguien pudiera sacrificar así por mí, si es que se le puede llamar sacrificio.
Tal vez no conozco del amor, mis intentos por conocerlos han sido fallidos, aunque no por eso menos intensos, pero sí conozco muy bien la amistad, eso sí.
La amistad es incondicionalidad, amor fraternal, oídos y abrazos, compañía (aún cuando no se solicite) y sacrificios también. Al parecer todas las manifestaciones de amor requieren sacrificios: tolerar humores, compartir tiempo que destinábamos a otro fin, aceptar regaños y verdades dolorosas. Entonces yo, que siempre me he esforzado por ser una buena amiga, debo ser capaz de entender eso.
Finalmente lo entiendo, y sólo me queda hacer mi parte: sacrificar mi lugar en tu vida, aunque tú lo hayas decidido antes.
Si Dios existe y te dio el verdadero amor, entonces tú eres mejor que yo en muchas cosas, y hoy lo valoras como lo que verdaderamente es: una bendición para los más religiosos, un regalo de valor no cuantificable para los más prácticos, por eso admiro que puedas vencer tus propias tentaciones por dignificarlo. Mi mensaje en esta historia es sólo vivir.... vivir, respetar y exaltar ese amor, por ser único, especial y por todo lo que te ha dado. Yo quedaré en ti, hasta que tu memoria se haga más frágil con los años y me olvides sólo como consecuencia de ello...