sábado, agosto 27, 2005

jueves, agosto 25, 2005

En una calle...

Ayer con mi amigo Jaime nos fuimos de cine...
Él es de esas personas con las que no paras de reír, ni aún en los días más negros...
El Jaime no dice "tengo hambre", dice "tengo ambrosoli".
No dice "necesito mil pesos", dice "necesito luchetti".
Él no dice "verdad", dice "verdura".

En fin... disfrutamos mucho de la película, a pesar de ambos estar en esos días de "no quiero hacer nada en la vida, quiero amurrarme en mi casa"...“La Isla” se llamaba (como que ando buscando el autismo)... la elegimos porque tenía buena propaganda y también me gusta Ewan Magregor, su participación en el Gran Pez me ha hecho admirarlo fervientemente.
Luego fuimos por un helado y se vino la conversación consecuente... una larga y agradable conversación... entonces de pronto estábamos en una calle muy bonita que el Jaime descubrió hace poco. Gente paseando a sus perros, jóvenes en los pórticos conversando...
Mientras... Jaime y yo hablando, descargando lo negro del día...

martes, agosto 23, 2005

Si el amor se cae, todo alrededor se cae...

Hoy escuché a Los Cafres. Debo reconocer que desde algún tiempo los había estado evadiendo. A pesar de disfrutar mucho con las melodías y los mensajes simples de paz que entrega el reggae, tengo razones para esquivarlos a ratos, al menos este rato... Así como prefiero cambiar de ruta para no frecuentar ciertos lugares, o esconder recuerdos lo más oculto posible a la mente, así también formateo la música que escucho, al menos hasta que considere que no hay heridas sensibles... bueno sí, cada uno uno tiene sus propias terapias, para algunos es fácil aplicar a su vida el viejo adagio de "el tiempo cura las heridas"... yo soy de ese otro grupo de personas que debe hacer un mayor esfuerzo.
En fin, volviendo al tema que nos convoca, hoy programaba el winamp y se me traspapeló una canción de Los Cafres, la que lleva el título de este comentario, entonces sucedió exactamente aquello que evité todo este tiempo: pensar más de la cuenta... y como consecuencia de eso me pregunto ¿basta el "éxito" estereotipado si el amor se esfuma?¿vale todo eso realmente la pena? No hablo de una falta de amor, hablo de un amor que existió, que alguna vez fue fuerte, mágico, completo, grande, y de pronto... cae, muere.
Bueno bueno... he pensado por largos momentos del día en si efectivamente eso es así. Maldición!, por qué tuve que ser una planta romántica?

domingo, agosto 21, 2005

Todas las personas mayores comenzaron por ser niños, pero pocas de ellas lo recuerdan...


Creo que El Principito fue el primer libro que me hizo soñar... creer en la posibilidad de ser una niña eterna, como una versión femenina de Peter Pan. No quiero ser una persona mayor que sólo viva por ser adulto, trabajar por el dinero sin ser realmente feliz con ello, no quiero olvidar que fui de menor estatura, que quise ser bailarina de ballet o cantar sobre un gran escenario, no quiero tener baobab en mi jardín. Quizás muchos me verán como una soñadora más, pero soy más que eso... soy una viajera, pero no una que viaja en aviones, barcos o buses, soy una viajera de sueños... con ellos puedo pasar un fin de semana en Jamaica si me place, al son del reggae, disfrutando de una paz aromática y de un viento cálido. Ninguna empresa aérea ofrece más descuentos... los sueños incluyen el pasaje, la estadía y de la forma más... gratis.

Viviendo por lograr que la realidad venga a mis sueños


Pensamientos de libertad y aventura pasaron por sus mentes... imágenes de sonrisas, dejando aquella presionante invasión de tristezas y tensiones en una caja de cartón sobre la biblioteca más alta, alejando la escalera para no tentarse a abrirla y creando quimeras en un lugar nuevo para ambas, donde sólo existiera un presente que pareciera eterno...
Se sentían más vivas, más amigas, sin saber aún que sus presagios se harían pequeños frente a lo que verdaderamente vivirían en su escape de esa realidad rutinaria donde las innovaciones son escasas y la ceguera frente al resto del mundo es un mal ineludible.
Ahí estaban ellas... con sus botas de combate, listas para protegerse mutuamente si era necesario, para ver la luz de días más claros, sin nubes grises que cubrieran la belleza de atardeceres y sin requerimiento de rendir cuentas...
Tomaron lo que más les gustaba de sus vidas y llenaron sus mochilas, se despidieron del resto e iniciaron su rumbo... y así comenzaron a vivir el paréntesis más inesperado y ciertamente mágico de su nuevo presente...
Los ojos dolían de tanto mirar, no sólo eran montañas nevadas, también había más ojos, ojos que se cruzaban por breves instantes con cierta timidez... para ellas todo era nuevo, para esos otros ojos, la aventura ya había comenzado dos meses atrás...
De pronto llegan al lugar donde florecerían sus nuevas vivencias, los ojos se dispersan, cada cual va donde debe ir, los minutos los separan... pero los reencuentros sólo dependen de momentos y lugares...
Los minutos pasan y a pesar de tomar distintos caminos, el lugar fue el mismo para todos... Un inocente y expresivo saludo activó nuevamente el sonrojo de sus mejillas. Eran líneas paralelas, de esas que por lógica nunca se unen, pero hay casos en que la lógica falla y dichas líneas se unen en puntos silenciosos para el resto, de manera que el mundo no lo percibe...
Los encuentros y desencuentros parecían ser el juego de moda en el lugar y sin prepararlo se incorporaron a él... La noche era más bella, el presente elegido parecía ser mejor, pero cada instante siguiente era un misterio por resolver o, más bien, por vivir. La oscuridad del cielo y las luces que lo adornaban fueron un mismo escenario para todos esos ojos que ya comenzaban a hacerse cómplices y amigos y que en breves días dejaron un mensaje eterno de disfrutar cada segundo como oportunidades únicas que regala la vida.
Y se conocieron... conversaciones profundas fueron el sello de los días... ojos que se transformaron en labios, en rostros, en cuerpos... el dulce vino alejó la timidez radicada en ellos y permitió que los labios se reconocieran, que los rostros de juntaran, que los ojos se miraran sin eludirse, que los cuerpos se abrazaran... quizás hizo falta más vino, quizás más suavidad, más besos y abrazos, tal vez dejamos que el silencio se hiciera presente sin haber sido invitado, pero en alguna parte de esos cuerpos habitará un trozo del olor de esos otros...
Esos arrebolados días tras el crepúsculo de un parque que a la vez fue plaza humedecida con la claridad de un lago que a la vez se hizo fuente, fueron nuestros, y el papel fotográfico se hizo minúsculo para dibujar en él cada movimiento que se quedó en el alma y para entender el verdadero significado de las palabras pronunciadas... esos “no” que en realidad eran un “sí”, esos prejuicios que querían desaparecer...Las despedidas se hicieron presente, lo vivido se hizo pasado... pero el tiempo en sus paranoias fabrica encuentros y los encuentros pueden encontrarse a sí mismos, quizás por segundos fugaces, pero eternos en el planeta de nuestros recuerdos.

Gran Pez...


Cuántos se han sentido un gran pez con sed de vivir lo que la imaginación es capaz de crear en las mentes. A veces siento que estoy en una pequeña piscina, de esas de plástico que en las navidades les regalan a los niños pequeños, que son lo suficientemente espaciosa para ellos, pero para quienes somos un gran pez, sólo nos limitan, pues carecen de toda el agua necesaria para sobrevivir a las mil historias que construimos en nuestras vidas, unas más reales que otras, quizás algunas sólo utopía...