viernes, octubre 21, 2005

Mirando el techo...














Así estoy... mirando el techo, imaginando, pensando... creando diálogos en los que me atrevo a decir lo que siento y más encima lo digo bien, sin que nada me trabe, sin mi timidez absurda...
Así estoy... mirando de reojo por si ya aparece mi Tyler Durden y asumo que ya estoy loca definitivamente, o si de pronto me teletransportéy estoy donde de verdad quiero estar, escuchando gritos del silencio, de esos que asustan, pero me gustan... de esos que te hacen reír y llorar...
Entonces pienso en que quiero mi ONAMI desesperadamente, de esos que sólo yo y mi amigo Eduardo Meza conocemos, pero a la vez desconocemos, sólo lo esperamos con ansias pa' ver si la vida se hace más entretenida y nosotros encontramos al fin nuestro rumbo...
Quiero respuestas, quiero viajar eternamente, quiero poder sacarme el corazón y no usarlo si quiero, quiero que exista la máquina de "Eterno resplandor de una mente sin recuerdo", al menos para tener una opción...
Y mientras miro el techo también recuerdo, y cuando ando en la calle miro el cielo y le hablo al aire, y cuando voy en el metro cuento las luces azules en el túnel o miro la ventana, pero sin observar, sólo ubico los ojos por un rato, mientras mi mente hace su trabajo, trayendo a la memoria todo lo que en ese mismo lugar he vivido... momentos tan especiales que se transforman en más dolorosos que los tristes, pero a la vez me da miedo olvidar...
Recuerdo estar a un lado de la línea, esperando volver a mi casa luego de una de esas tardes dulces y anaranjadas... recuerdo del otro lado a alguien que nunca desvió los ojos de mí...
Recuerdo también mi fobia al metro desde que tenía 7 años, y mi desesperación cuando algún niño corre bordeando la línea amarilla...
Recuerdo un mote con huesillo o la pica' del completo, recuerdo también que todo eso fue parte de mi imaginación y nunca fue real, nunca será real... a veces olvido que veo las cosas a mi manera...
En fin... así estoy... mirando el techo amarillo, imaginando,pensando...

domingo, octubre 09, 2005

Séptima avenida...

Camino por mi larga avenida pensando en que quiero ser artista anónimo, quizás fotógrafo, quizás retratista (aunque sería pésima), talvez cantante, actriz o simplemente una francesa que vive en Chile y no habla francés... Mientras camino recuerdo cuántas veces la avenida me ha escuchado hablar, ensayando discursos, cantando, imaginando situaciones, encontrándome en la esquina de siempre con mi amiga Evelyn, recorriendo en bicicleta cada metro suyo...
De día, al atardecer, de noche, mi avenida conoce mis lados transparentes y oscuros, mis secretos, los suspiros cuando alguna vez se cruzó en mi camino algún personaje que activó mis palpitaciones, despedidas, encuentros, viajes al colegio, a la Universidad, citas, regresos.
Antes rodeada de grandes casonas, hoy de altos edificios y luces un tanto más claras...
Camino contra el tiempo y a las 8:10 ese colegio de la esquina está cerrando sus puertas, los padres conversan afuera del portón. A las 8:15 pasa ese hombre de jockey que siempre murmura algo cuando me ve. Luego veo ese viejo auto azul con la pintura gastada que conduce el hombre que ha ido a dejar a su esposa al metro para ir a trabajar.
Son las 3 y está ese taxista limpiando su auto, un joven rubio se apresta a salir de su casa y abre la reja para sacar su camioneta.
Ya estoy cansada y de pronto encuentro a la Malva que va a su casa de la mano de su pololo cerca de las 4, a las 4:30 vuelve a pasar soltera y sin compromiso. La Roxana pasea en coche a su bebé que está cada vez más adorable, son las 5 y puedo sentir cómo se asoma sutilmente el olor a pan amasado a mi olfato... A ratos la avenida se hace larga cuando debo caminarla con altos tacones y ahí está ese perro que llevo viendo por más de 15 años. Ya es tarde y mi mamá vuelve cansada del trabajo, salgo a su encuentro y veo al Eduardo que va o viene de estar con sus amigos y me saluda desde el frente.
Paso por fuera de ese edificio nuevo y la luz se enciende e ilumina la calle. Son las 10: 30 y ya la recorro por última vez en el día, aunque en ciertas ocasiones me despido de mi avenida mucho más cerca del amanecer.
Cuántas historias habrán pasado por ella, mi hermana podría contar unas cuántas, yo al menos, un par de otras...

lunes, octubre 03, 2005

Mi gente...

Esto de escribir en computadores es un riesgo... Perdí varios capítulos de mi vida, los que más añoraba, porque en ellos escribí sobre las personas que quiero, esas personas que le dan color a mi vida, esas personas que me hacen ser feliz...


Las madres son siempre algo especial, pero mi mamá lo es más, por todo lo que le ha tocado lidiar en la vida.
Se separó muy joven de su familia para formar una propia y muy joven también perdió a sus padres. Se separó temprano y no se ha atrevido a rehacer su vida.
Es tan grande mi amor hacia ella, que cada día pido a Dios que le dé muchos días de vida, porque no sé qué haría sin ella, me desmoronaría.
Es una mujer noble, que entrega sin esperar recibir nada a cambio, como debe ser. Es absolutamente generosa y eso siempre me ha hecho admirarla. Siempre voy a recordar esa vez que mi mamá conoció a una mujer que vivía sola con sus hijos. Era época de navidad y no tenían siquiera un arbolito que decorar. Mi mamá se conmovió de tal manera que le regaló uno nuestro y les compró algunos juguetes a los niños que sueñan con la fantasía del viejito pascuero.
Ella es así, buena igual a su madre.
Ama a los niños, ella siempre quiso tener un hijo hombre, pero no fue posible. Los niños la aman, en realidad todos la quieren y confían en ella.
Trabaja 13 horas al días y siempre trata de hacernos felices a mí y a mi hermana. Da todo por nosotras, trata de darnos en el gusto y es muy poco lo que piensa en ella.
La amo, es la mejor madre. Es sabia y sus consejos son muy certeros la mayoría de las veces. Es una bendición tenerla en mi vida.


Es difícil encontrar las palabras adecuadas para referirme a mi papá.
Es distinto a otros padres. No vive conmigo desde que tengo 12 años, y a pesar de ser poseedor de un genio que lo traiciona, es un buen padre y lo quiero. Siempre ha estado conmigo y nunca lo he sentido como un padre lejano. Jamás se ha despreocupado de mí, de mi hermana ni de mamá, a pesar que ya dejamos de ser niñas hace rato, yo por lo menos. Si hay algo que tengo claro de mi papá es que ama a sus hijos por sobre todas las cosas.
Él trabaja mucho y siento que ahora lo quiero más que antes, nuestra comunicación es mejor, creo que al fin puedo atreverme a contarle las cosas que me pasan y él escucha atento y me aconseja, que es lo que siempre quise de él.
Siempre está preocupado por nosotras. Llama todos los días, incluso a horas un tanto inoportunas, pero yo lo agradezco, porque él es la excepción a muchos padres que se separan. Él se fue de la casa, pero seguimos teniendo una familia, lo amo como nunca creí que podría amarlo.


La Kathy es un caso especial. A pesar de tener un genio terrible que sacó por el lado de los Inalaf, yo la amo más que a mi vida y haría todo por ella.
Siempre ha sido llevada a su idea y tuvo la valentía que yo no tuve para innovar con las modas más estrafalarias sin importar lo que la gente diga de ella. Con pelos azules, verdes y fucsias ha sabido llamar la atención de todos. Siempre he escuchado que en cada familia hay un hijo bello. Bueno, pues ella es hermosa y muy admirada por los que la rodean.
Es linda, alegre y media loca, pero quién no. A pesar de que muchas veces se esconde tras tanta hostilidad, en las noches de invierno siempre olvida todo y amanece abrazada a mí buscando calor. Esas son las cosas que me hacen amarla y es lo que siempre voy a recordar de ella.


La Eve, cómo explicarlo... no hay palabras que describan lo especial que es para mí y lo mucho que la quiero, así como tal vez no existan palabras para expresar lo que siento por el resto de las personas importantes en mi vida. Estamos conectadas... es tan especial lo que me pasa con ella...
Cuando la vi, no me cayó muy bien a decir verdad, no me interesó conocerla, ella sólo estaba ahí y yo estaba allá, cerca, pero lejos. Pero ahora que la conozco sé que ya no puedo estar sin ella, la quiero demasiado. Nos conocimos a causa de un dolor en común y gracias a ese dolor nos hicimos amigas, de esas amigas que se hacen bien, que se ayudan, que se extrañan, que se necesitan...

La Eve es una niña loca, pero también es mujer con todas sus letras. Es como yo, pero más aterrizada y más espiritual, eso me hace admirarla, querer imitar sus cosas buenas, que son muchas, empezando por su belleza. Tiene su estilo propio y habla un idioma que sólo yo puedo entenderle, en base a risas y miradas, así nos entendemos...
Gracias a ella yo soy la Jacinta, una niña feliz, que ha aprendido a salir fortalecida de las caídas y las dolencias, una niña que ríe, sólo ríe, y confía sólo a ella su largo pelo.
Eve, amiga mía, niña sensible a más no poder, plantita de mi misma especie, trucha, titular de un corazón diabético de puro dulce que es, leal, linda... Es lo más valioso que he recibido en esta última parte de mi vida.
Sólo puedo decir cosas buenas de ella. Su talento con las palabras es único, escribe y habla lindo, es tan delicada como una pluma, y así como delicada también es frágil como una figura de cristal, pero frágil del corazón, porque las plantitas tienen un corazón demasiado grande que no cabe en el tallo de su cuerpo.
Si estoy triste, reviso mi mail y siempre hay algún detalle suyo, una palabra de alegría, un mensaje escrito con azul oscuro en la bandeja de entrada, que indica que siempre es un mensaje nuevo, porque todos los días se acuerda de mí y se da el tiempo de escribirme pa’ que yo sea feliz y no me sienta olvidada.
Ella me conoce, no puedo mentirle, no puedo ocultarle nada. Si esta cabra se hizo dueña de mi confianza, sin ella yo soy el rival más débil.
Sus respuestas... siempre son insólitas un “me da lo mismo” o un “no me interesa” son un clásico en ella. Tiene 25 años, pero cuando está conmigo tiene 15 y yo 13, si somos locas, ya lo dije, todo igual. De pronto crespas y de pronto lisas, a veces amurradas y a veces con la cuerda, con ganas de viajar y con sueños por millones, así somos, así es nuestra amistad... Un día Luis Miguel de 12 años y otro día un Caprichito sandunguero.
Sólo entre nosotras nos caemos bien. Pa’ mí ella es la más simpática y pa’ ella yo soy la más chistosa, al resto le decimos “Uds. son el rival más débil, adiós”. Somos las primeras en conocer las nuevas hazañas del viejito pascuero, las que se dan el tiempo de arreglarse para luego aburrirse como ostras.
Esa es mi amiga, mi amiga Eve, mi compañera, mi hermana, mi Azul....


Katita, amiga fiel, linda, inteligente, niña y adulta. Cuando de consejos se trata ella es la mejor, ahí ya no parece que es más chica que yo, se ve más grande, llena de sabiduría y de cosas certeras por decir... y si el sabio consejo de una madre coincide con el de una amiga, quiere decir que tanto la madre como la amiga son de eterno valor.
Ahí está ella, con chasquilla nueva, con una casi hija que es igualita a ella, con una sonrisa y unos ojos que dan tanta seguridad a mi insegura vida. A mí no me gusta ser insegura, pero quizás las cosas que me han tocado vivir me hacen tener un poco de temor a lo que vendrá algún día. Sin embargo, para eso la tengo a ella, así como también la tengo a ella para contarle lo feliz que he sido.
La Katita se parece a mí en algunas cosas, le gusta ir al cine, es enamoradiza, media sufría con la cuestión de los hombres, pero aperra’ como ella sola, aunque muera en el intento, ahí ya somos bien distintas, porque yo soy plantita inmóvil y ella más como mariposa rockera... es estudiosa, pero por obligación más que por gusto, aunque en realidad a quién le gusta estudiar. Me gusta mi carrera, pero me carga estudiar, yo creo que lo mismo le pasa a ella.
La Kathy es un conejo, va saltando por la vida, entregando cariño y alegría , secando el suelo empapado de lágrimas de sus amigas, riéndose de mis leseras y contando mil historias de su millón de amigos, cuál de todas más entretenida o más triste.
Todos la quieren y cómo no, si ella es tan leal y es tan difícil encontrar en estos tiempos a personas así. No dudo que mil personas la consideren como la mejor amiga; entiendo a la Carola, entiendo a todos los que la quieren, pero también entiendo que ella alcanza para todos, tiene amor de sobra pa’ compartir... Yo sólo quisiera que ella encontrara pronto a alguien que la ame, porque de tanto amar al resto, se queda con algunos vacíos en el corazón. Quizás ella esté preocupada de otras cosas ahora, pero sé que al igual que yo, más de alguna vez se ha tirado en su cama, mirando el techo y sintiéndose pensativa, con ganas que alguien la quiera, la abrace y no la suelte por un rato, que le diga que es bella, entretenida, única, y que ha llenado de luz su vida.
La Kathy ha sido por tanto tiempo mi mejor amiga, ya son 8 años de amistad. Con lejanías, con silencio, pero con reencuentros eternos, siempre volvemos a estar juntas.
Los mejores recuerdos de mi adolescencia los tengo con ella, ella es mi amiga, como mi principita, top y lo máximo, la quiero mil.


Nunca pensé que tendría un amigo así. En realidad me acostumbré a la idea de que la amistad entre un hombre y una mujer es inexistente y por mucho tiempo creí que ésa era una verdad absoluta e irrefutable, pero hay cosas tan inciertas que dan vuelcos enormes a posiciones que se pretendían intransables, casi como un tsunami de la vida...
No lo esperaba, pero llegó, así no más, como un regalo imprevisible que no tiene causa aparente...
Lo conocí en la U, como tanta gente se conoce... Lo vi algunas veces en primer año, pero en ese entonces no era más que un niño pecoso de jeans ajustados que le gustaba a una compañera, de ahí que ante el misterio de su nombre lo identifiqué como “el pecas”.
Cuando lo escuché hablar por primera vez, pensé “Este tipo es demasiado cómico. Esa cara de niñito perfectamente ordenado se disipa por completo cuando habla”, así me enfrenté a la primera prueba de que las apariencias engañan.
No recuerdo con certeza nuestra primera conversación, pero sí recuerdo que a finales del 2001 teníamos los primeros ladrillos con los que comenzamos a construir nuestra amistad.
Lo conocí enamorado de su único y eterno amor, la Pao, esa niña que es tan parte de él que cuando se separan en ocasiones, cualquiera sea la causa, que en realidad siempre es el orgullo de ambos, se amputan el alma y eso es tan doloroso, las rehabilitaciones son eternas y las prótesis inexistentes.
El Eduardo es fácil de querer, pero difícil de llevar para quienes lo conocemos más profundamente. Es la persona que más me hace reír en la vida, incluso en momentos de plena tragedia, pero esa simpatía desaparece cuando hace acto de presencia su gran orgullo. Entiendo muchas veces a la Pao cuando se enoja con él, porque mil veces he querido enfrentarlo por cosas que hace o dice que me han lastimado, preparo sigilosamente los argumentos de mi alegato para no encontrarme vulnerable a sus posibles dichos, pero es inútil, siempre termino encontrándole la razón, en muchos casos siendo absolutamente contraria a mi posición de origen. No me importa ser humilde tratándose de él, si por algo es mi mejor amigo, el que me ha enseñado a conocer las cosas tangibles de la vida, el que me enseñó que se dice “hubo” y no “hubieron”, el que ha desarrollado la paciencia con mis terribles cambios de ánimo, el que prueba todo con hechos y no con meras especulaciones o comentarios al aire, el que ha intentado hacerme entender reiteradas veces que las personas viven en el mundo real y que en el mundo ideal la única habitante soy yo, el que consigue las respuestas que quiere de mí por medio de risas forzadas que son consecuencia de algún rostro cómico con el que él me mira o del típico dedo en la nariz con el que tantas veces me ha manipulado.
Amigos más de renuncias que de luchas, miembros únicos de un pésimo equipo de estudio experto en abortar misiones y con un idioma exclusivo de los dos en donde las palabras son irrelevantes y las miradas junto a las sonrisas son capaces de transmitir pensamientos casi telepáticamente.
Es tanto mi cariño hacia él y es tan importante para mí que a veces, debo confesar, me vuelvo algo egoísta, porque quisiera que todos entendieran nuestra amistad, se que es difícil por todos los prejuicios que existen al respecto, pero no es imposible si se piensa en ello detenidamente y se abandona la idea primera que origina la apariencia. Quisiera que todos comprendieran que ser su amiga no es poco, que también necesito de él, que si bien el mirarse a la cara no es esencial en los amigos como lo es en las parejas, sí es importante, quisiera que él no tuviera miedo de decir que me quiere y que soy su amiga, porque cuando lo ha dicho espontáneamente, me llena de emoción y eso basta para que me sienta absolutamente feliz y satisfecha.
Así es él, divertido y leal, compañero y consejero, socio en los negocios y amigo en la vida. Ojalá algún día todas las formas de amor y cariño que existen hacia él, puedan converger, porque todos tenemos derecho a tener una amistad así... ojalá yo sea siempre su mejor amiga y ojalá nuestros proyectos no se queden en mi mundo ideal.


El Félix es bastante distinto a las demás personas que he conocido en varios aspectos. Ha marcado mi vida, llenándola de colores, vivos y grises, de sabores dulces y otros un tanto amargos a causa de resfríos emocionales que insensibilizan mi paladar, pero de felicidad al fin y al cabo, porque su nombre significa eso, felicidad.
Físicamente no es muy común y me cuesta imaginar otra persona que se le parezca. Respecto a su sonrisa podría decir que tiene algo mágico. Desde mi percepción, tal vez no tan objetiva, es una de las más lindas que he visto y fue lo que más llamó mi atención cuando lo conocí. Eso es bastante curioso si me pongo a pensar que nunca antes me fijé tanto en la sonrisa de una persona.
Sé que me he referido a su sonrisa en reiteradas ocasiones, pero creo que siempre existe "un algo" en cada persona que se destaca de las demás. En el caso del Félix, es su sonrisa, sin desmerecer el resto de sus atributos, que son muchos. Si alguien menciona esa palabra, sólo puedo imaginarlo a él...
Si recuerdo su semblante, blanco y expresivo, viene de forma inminente a mi memoria la imagen de unas cejas pronunciadas que mueve con tanta gracia, unos ojos grandes y claros que siempre se detienen a vislumbrar con atención a quien le habla, y una nariz que arruga constantemente y me distrae la mayoría del tiempo. El resto es su sonrisa... vuelvo otra vez a ella. Cuando ríe sus mejillas se pliegan, sus ojos disminuyen de tamaño y su nariz se arruga más.
Se llevó consigo parte de mí sin que yo lo advirtiera o pudiera hacer algo. Lo quiero, porque es la fusión equilibrada de un hombre de 28 años con responsabilidades y preocupaciones, con un niño tierno y a veces ridículo, que me hace reír con sus morisquetas extrañas y graciosas, con sus historias anecdóticas, con sus voces tiernas y graciosas, con sus risas. Su forma de hablar también es excéntrica. A veces adopta algunas expresiones mías y eso me causa mucha risa, porque en él todo parece ser más divertido. Sin embargo, también están esos otros momentos en que está conmigo y es más serio. Talvez no se da cuenta (aunque yo creo que sí), pero así como yo soy extraña a ratos, él también lo es. Y aún así, lo quiero, porque nada me hace quererlo menos (maldición!), al contrario, hasta el defecto más horrible en él no se ve tan mal.
Él tiene esa habilidad de regalar con una simple llamada telefónica, un poquito de luz a esos días grises de los que todos quieren escapar, de bosquejar una sonrisa en mi rostro si lo recuerdo en algún instante del día, y de darme la tranquilidad que necesito cuando creo que mi castillo de arena se va a desmoronar.
Ése es él, absolutamente confiable, inteligente y encantador. Querido por todos, y cómo no, si es de esas personas que siempre te hacen reír, cuestión tan importante y necesaria. A veces me asusta sentir que mi cariño y amor fácilmente se ve pequeño o igualado entre tanta oferta que recibe. Pero lo que siento por él no es pequeño, es tan grande que asusta, ni todas las palabras de un diccionario pueden describirlo, ni ningún número o cantidad puede cuantificarlo.
Él posee un corazón bondadoso y noble, que se somete en ocasiones al poder de la razón, pero sin poder ocultar con éxito esa naturaleza que sólo puede sintetizarse en cinco letras, FÉLIX.

Eduardo Meza... qué puedo decir de él, no es que no se me ocurra nada, sólo que para él las palabras se me hacen chicas, no creo que existan muchos como él, es más, estoy segura. Quizás es el único amigo que conservo de la niñez, aunque en realidad nuestra amistad pasó por un verdadero renacimiento clásico hasta transformarse en lo que hoy es. Creo que es la persona que más me entiende, o que más me acepta como soy, es el único que me sigue el juego de ser francesa, que apoya mis ocurrencias un tanto estrafalarias, que me ofrece ayuda antes de pedirla, que siempre recalca todo lo bueno que ve e mí. De verdad él se ha transformado en alguien muy importante para mí, sin duda está en mi top five...