sábado, agosto 05, 2006

El arte culinario y yo...

Nunca he sabido cocinar bien, lo reconozco... Cuando iba al colegio, todas mis compañeras ya sabían hacer tallarines a los 12 años... yo sentía que tenía mucho tiempo por delante para aprender, así que no me preocupé mayormente ni me sentí presionada...
Llegaba a mi casa impresionada contándole a mi mamá que mis compañeras podían entrar a la cocina y hasta preparaban algunas cosas, y ella me respondía que había aprendido a cocinar a los 9, porque mi abuela vivía hospitalizada y tuvo que aprender a ser autosuficiente junto a sus hermanos desde muy chiquitita.... Me daba pena esa historia, pero afortunadamente yo no tenía ese problema y siempre pensé que mi mamá jamás enfermaría ni menos moriría... para mí todos eran mortales, menos mi familia...
Y a los 15, ya en tercero medio, la Bárbara me invitaba a almorzar de vez en cuando después del cole; para mí era tan sorprendente cuando al llegar a su casa era ella la que comenzaba a cocinar... yo no podía aportar ni aliñando la ensalada... ella en cambio, picaba las verduras, descongelaba el pollo y hacía lo suyo... ¿yo? Iba a comprar la bebida...
De alguna manera siempre me desligué de la cocina de mi casa... era como el cuarto al que no debía entrar... creo que mi mamá tuvo mucha culpa... le tenía pánico a que me quemara con aceite o algo.... ya a los 3 años la había hecho pasar un gran susto cuando tomé la leche caliente y se derramó en mi brazo... talvez me refugié en ese episodio para justificar mi ignorancia culinaria...
Hasta que llegó el día... debía rascarme con mis propias uñas... mi mamá ya trabajaba todo el día, todos teníamos distintos horarios... el que tenía hambre o moría de inanición o cocinaba...
Por un tiempo lo de la inanición funcionó... luego aceptaba invitaciones a almorzar de mis compañeros en la Universidad y después, cuando ya no pude huir más, me encontré en un duelo frente a frente con mi cocina...
Ahí estaban en el refri las verduritas esperándome, en la alacena los fideos, el arroz, las conservas... en los frasquitos los condimentos y en el mueble café las ollas y otras cosas parecidas a las ollas que tenían un mango más largo (con el tiempo supe que se llamaban sartenes) ¿y ahora? ¿quién iba a ayudarme?
Comencé por los fideos... ya había pasado de los 20 y aún no sabía hacer una sopa Maggie... llamé al Eduardo para preguntarle las indicaciones... él es tan pésimo chef como yo, pero es hombre y al menos sabía hacer tallarines, hasta ricos le quedaban...
Se me pegaron un poco, pero podían comerse y además era el primer intento... fue así como sentí que era capaz, así comencé a inventar cosas, a descubrir el nombre de nuevos alimentos... aunque el arroz jamás me funcionó...
Ahora no cocino mucho tampoco, pero el salmón y las ensaladas son mi especialidad... ni hablar de los tallarines... me hice una experta en ellos, hasta salsas he inventado... los champiñones son el acompañamiento universal, y hasta puedo armarme de valor para invitar a comer a alguien, pero no me saquen de mis 4 alternativas en el menú, fuera de eso soy un desastre... no me hablen de cazuelas, estofados o porotos, háblenme de zapallos italianos, fideos, queques y huevos, ésos los sé hacer cocidos y revueltos...
En fin... la cocina es un arte dicen por ahí... yo sólo soy una pequeña amateur... a seguir creando...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola caurita hermosa
la niña de la moral y las buenas costumbres
como ta?
ta muy weno su blog
pero no se q decir
solo q es una gran amiga
la kiero muxo
kuidese
q este bn
besitos
xau
y de paso posteeme tambn

El Tipo de la Brocha dijo...

Yo a cocinar aprendí hace relativamente poco, hará un par de años más o menos, y, como vivo con mis padres (aquí en España y, especialmente, en Madrid, salir del nido es complicado de cojones debido al precio de los pisos, que ni siquiera son buenos), pues normalmente no tengo opción de ponerme el delantal ni el sombrero de chef. Metafóricamente, quiero decir.

Sin embargo, cuando estoy solo en casa, como ahora, cojo mi recetario particular, me froto las manos y digo con estusiasmo: "A ver qué puedo hacer hoy".

Y es que me encanta cocinar. Quizá sea porque no lo hago a menudo o porque soy un tipo estrafalario, pero la verdad es que me parece muy entretenido.

Lo que no llevo nada bien es lo de limpiar luego la cocina. ¿Y quién sí?

Ahora bien, al igual que tú, como me saquen de lo que ya sé hacer, me pierdo bastante, así que más me vale tener una buena receta a mano.