martes, abril 08, 2008

Mi huella

Dejé la huella de mi mano en el barro y frente a mis ojos el agua se apoderó de ella hasta hacerla desaparecer. 
Siempre quise dejar un recuerdo en cada lugar en el que estuve... Una señal, una marca, algo que me permitiera unir los minutos de mi vida.
Escribí muchas cartas, cartas de confesión, de perdón, de emoción. También quise dejar una parte de mí en cada persona que logró importarme...
Y la verdad es que no soy muy buena hablando. A veces tartamudeo. A veces ya comencé a hablar y en mitad de una palabra olvido el resto de la idea.
Dicen que cuando una persona olvida algo es porque no era tan importante. Eso no me pasa a mí, yo también suelo olvidar lo importante.
El punto es que a la hora de ser sincera no logro comunicar verdades con mi voz. A veces soy algo cínica, a veces me avergüenza una posible reacción o tropezar con mis propias ideas. Por eso escribí tantas cartas. Tal vez muchas de ellas terminaron en la basura, por causalidad o no. 
Las que tuvieron mejor suerte están en alguna gaveta o en una caja de zapatos sobre el closet.
No he recibido muchas cartas. Esta generación tercermundista me ha marginado... Discriminó mi forma algo arcaica de comunicarme...
Y así me siento lejana... 
Olvidé lo que buscaba o si en verdad buscaba algo. Olvidé el radar que me alertaba cuando estaba cerca de un poco de emoción. Olvidé mi curiosidad crónica. Olvidé buscar y en eso olvidé encontrarme...